Pirotecnia y sociedad

🕔 25 de Diciembre de 2017

La utilización de la pirotecnia cerca de animales es cruel e inhumana, ya que produce un pánico ciego en algunos perros que puede conducir a lesiones graves e incluso la muerte.

 

El miedo es una respuesta emocional que aparece cuando el individuo se enfrenta a un estímulo o a una situación amenazante, constituyendo un mecanismo de adaptación o supervivencia ante situaciones que podrían llegar a resultar peligrosas. Se trata, pues, de una respuesta normal y adaptativa que conlleva cambios tanto fisiológicos como conductuales. Ahora bien, para que el miedo resulte adaptativo debe aparecer únicamente en circunstancias verdaderamente peligrosas o amenazantes para la seguridad del animal. Si la respuesta de miedo es desproporcionada (ya sea en duración, intensidad o en ambas a la vez) frente al estímulo o situación que es percibido por el individuo como peligrosa, pasamos a hablar de una fobia.La respuesta fóbica no es normal ni adaptativa; por definición interfiere con el normal funcionamiento y supone un serio problema para el bienestar del animal.

 

La fobia más frecuente en perros es, muy probablemente a ruidos fuertes, tales como los truenos o los sonidos producidos por la explosión de petardos o similares. Es importante señalar que una de las características de las fobias, es que son procesos incrementales, es decir, responden a mecanismos de sensibilización en los que la respuesta del animal frente al estímulo que desencadenan éstas, cuando éste se presenta de forma repetida, es cada vez más intensa, es decir, no responde a un proceso de habituación normal.

 

La fobia de los animales de compañía a los fuegos artificiales está bien documentada por las personas que conviven con ellos. No se conocen muy bien las razones de por qué algunos perros sí y otros no sufren con los petardos, pero se barajan patrones adquiridos(los perros de caza, por ejemplo, se acostumbran a los ruidos fuertes por las detonaciones de las escopetas).

 

Sin embargo, la fobia al ruido podría tener algún componente genético (algunas razas como border collie parecen tener más predisposición) y que está a menudo asociada con la ansiedad por separación, sugiriendo que puede existir algún desorden de ansiedad subyacente. También indica que es probable que comience alrededor de un año de edad y aumente rápidamente, siendo peor cada vez que el animal entre en contacto con el estímulo.

 

Los perros no tienen la capacidad de racionalizar su ansiedad y puede que sufran una forma más profunda e intensa de terror, similar al estrés post traumático en seres humanos, un trastorno notoriamente difícil de tratar.

Los estímulos que se producen de manera impredecible, intermitente y de alta intensidad, tales como fuegos artificiales, son más propensos a inducir una fobia que los que ocurren a una menor intensidad y / o con mayor frecuencia y previsibilidad.

 

La enorme agudeza auditiva de los perros es una de las causas que provocan que, para ellos, el estruendo de la pirotecnia sea una experiencia más intensa que para los seres humanos. Los fuegos artificiales también producen un olor característico al que los perros pueden ser sensibles. Para estos animales la pirotecnia no constituye la misma experiencia que las tormentas, ya que éstas vienen acompañadas de muchas señales de advertencia, como cambios en la presión barométrica y vientos fuertes, por lo que los perros pueden percibirlas de manera anticipada. Los fuegos artificiales, por el contrario, son repentinos y ocurren con menos frecuencia que las tormentas eléctricas, por ello les provocan más intimidación.

 

Los signos que con más frecuencia se pueden observar en un perro son el congelamiento o paralización (freezing), las conductas de evitación activa (como los intentos incontrolados de escape y de esconderse), temblores y taquipnea (jadeos continuos). Además de estos síntomas, el animal también puede presentar salivación, taquicardia, vocalizaciones intensas, micción o defecación, así como piloerección, postura “encogida” con los miembros flexionados, orejas hacia atrás y rabo entre las patas. Otros comportamientos frecuentemente asociados a esta respuesta son destrucción, actividad aumentada, estado de alerta y trastornos gastrointestinales.

Se han descrito casos de animales muertos por fallo cardiaco.

 

 

En los animales con fobia a los ruidos fuertes la pirotecnia provoca confusión, ansiedad y miedo, que da lugar a un comportamiento incontrolado. Si se asustan por la calle, algunos perros intentan regresar a casa o al coche, otros se bloquean y no quieren caminar, otros simplemente tratan de escapar sin una orientación evidente, con el peligro que esto conlleva. Los que se encuentran en casa pueden buscar frenéticamente un escondite donde sea, o intentar desesperadamente escapar para huir de las detonaciones o reunirse con la persona a la que tienen más apego, hasta el punto de provocar daños en el domicilio para conseguir salir de él si fuera necesario.

Los animales que están demasiado cerca de los fuegos artificiales a menudo sufren quemaduras significativas y lesiones oculares.

 

Además, el oído de la mayoría de los animales es considerablemente más sensible que el humano, por lo que las explosiones de fuegos artificiales (que pueden emitir sonidos de hasta 190 decibelios, 110 a 115 decibelios por encima del rango de 75 a 80 decibelios, donde comienza el daño para el oído humano, que da lugar a a la pérdida de la audición). La pirotecnia genera un nivel de ruido más alto que el de los disparos (140 decibelios) y el de algunos aviones jets (100 decibelios).

 

En estas fechas tan especiales, reveamos nuestra forma peculiar de festejar. Simplemente se trata de una decisión personal.

 

Un capítulo aparte, merece también el llamado de atención para las personas con TEA (Trastornos del Espectro Autista), ya que la pirotecnia es una verdadera tortura. Estas personas tienen la necesidad de un orden y regularidad, por lo cual los ruidos que alteran su ambiente los perturban en extremo produciendo cambios conductuales de extrema tensión.

 

Pensalo…la decisión es tuya.

 

Méd. Vet. Silvio G. Sanso / M.P. 8261

Fuente consultada: AVATMA

Nota publicada: 25 de Diciembre de 2017
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